jueves, 14 de enero de 2010

Subir o Bajar los Impuestos

Los impuestos son los medios con los que cuenta el Estado para cubrir todas las necesidades sociales, educasionales, sanitarias, de seguridad y progreso que la sociedad necesita y que todos conocemos.
Si estos impuestos les faltan o disminuyen, el gobierne de turno tendrá que optar entre, primero, suprimir gastos superfluo en la Administración, segundo, recortar servicios públicos exagerados y tercero subir los impuestos.
Cuando se atraviesa una crisis económica tan general y tan dilatada como la que ahora atraviesa nuestro paús se barajan dos posturas completamente encontradas. La primera es subir los impuestos, u la otra, bajar los impuestos. La primera postura pretende mantener el nivel de vida y la paz social sobre todo lo demás La segunda pretende activar la economía y crear puestos de trabajo, y como consecuencia producir más ingresos al Estado.
En el primer caso, si se hace selectivamente, cobrando al que más tiene y más gana y ha ganado, la sociedad puede soportar sin grandes traumas el recorrido de éste túnel de la crisis. Se trataría de un ajuste de los beneficios de bonanzas anteriores.
En segundo caso suponer y declarar que bajando los impuestos a las empresas se va a activar la economía en este tiempo de crisis general es una apreciación completamente errónea o mal intencionada por parte de algunos sectores de la oposición.
Con 50 años de empresario puedo asegurar que no resolvería la situación una bajada de impuestos, salvo en una pequeña escala ocasional y local. Un comercio u una industria no le teme a los impuestos. Le temen a los Bancos, a las Corporaciones municipales con el exceso de requisitos, y de tiempo para facilitar las licencias, y también en mayor importancia a los convenios laborales.
Lo que las empresas necesitan con prioridad absoluta para ellas, es producir y es vender, y todo lo demás es subsiguientemente secundario.
Por lo tanto no se activará la economía bajando los impuestos. Sin embargo, disminuirán los medios del Estadoue para atender las necesidades sociales acrecentadas con la crisis. Sería oportuno bajar los impuestos cuando las arcas del Estado estén lleas, pero nunca con un deficit tan excesivo en que tenemos.
Habría que xrear nuevos Bancos oficiales especialidados en industria,-comercio y agrícolas. Habría que facilitar las licencias de apertura y hay que sentarse en una mesa amplia para cerrar un gran convenio laboral apropiado a la crisis que estamos padeciendo.
La solución a medio plazo sería a mi, parecer, la siguiente: nacionalizar algunos bancos o cajas de ahorros, y dedicarla con especialidad en ayuda de las empresas y particulares, y solamente para esos y no para inversiones de los propios bancos o cajas de ahorros; se podríía también con eses bancos fomentar la agricultura y la ganadería en lo que nos permita la Unión Europea; sería importante dedicar fondos para arreglar las carreteras comarcales, donde se producen la mayor cantidad de muertos anuales; perseguir con fuerza el fraude fiscal y persegior y castigar la econonomía sumergida practicada tanto por patronos como por trabajadores.
Pero todas éstas medidas no pueden realizarlas ni éste presidente del gobierno ni éste jefe de la oposición. Ni uno ni otro son capaces de dar un puñetazzo en la mesa, y jugarse “el todo poe eltodo.” Las elecciones y los votos los tienen secuestrados. Las bases de sus partidos tampoco, tal vez, les ayudarían.
Para resolver ésta crisis de tant grandes proporciones sería necesario un gobierno de TRANSICIÓN con pocos ministro y una austeridad total; un presidente alejado de la política, con edad y experiencia suficientes para no tener grandes ambiciones personales con un juramento de reuncia, después de puestas en maecha todas las medidas. En estos 30 años de democracia han surgido hombres con capacidad para hacerlo sin poder llamados “dictadores” ni “salvadodres de pareias” Naturalmente, que opara este plan se necesita un gran consenso y CONVENIO en el que todos renuncaran con provisionalmente a sus intereses personales, con un gran gesto de generosidad, solidaridad y amor , en defensa de todas las metas ya alcanzadas por todos

Sevilla, 5 de Ener del 2010

Firadi: Juan Guerrero Covaleda